09-07-2018
Empecemos por el principio.
Por qué una chica de 18 años decide estudiar topografía es algo que me han planteado más de una vez a lo largo de mi vida profesional. Me gustaría que la respuesta fuera más romántica, pero lo cierto es que fue por casualidad. Era el año 93 y andaba yo perdida sin saber qué estudiar cuando terminara el COU. Cierto día me encerré en la biblioteca del instituto (Benlliure de Valencia) para consultar folletos de carreras universitarias, decidida a salir de allí con una propuesta de futuro en mis manos. Desde entonces no he parado de formarme y crecer en el ámbito de la topografía. Y durante los últimos 10 años desarrollando esta labor principalmente en Calpe y toda la Marina Alta.
El de topógrafo era un trabajo bastante desconocido para mí: nadie en mi familia se había dedicado antes a esto. Sin embargo, hubo algo que llamó mi atención, y fue el hecho de que los topógrafos dedicaran la mitad de su tiempo al trabajo de campo, sin tener que estar encerrados en una oficina continuamente. Para mí, esto marcaba una importante diferencia con el resto de las Ingenierías. Así decidí hacerme topógrafa.
Aquella casualidad encauzó mi vida y me regaló una profesión que me apasiona y me define. Ha llenado mis días durante 19 años y los que vendrán.
“Dos caminos se bifurcaban en un bosque, yo tomé el menos transitado, y eso hizo toda la diferencia” Robert Frost.
Por qué una chica de 18 años decide estudiar topografía es algo que me han planteado más de una vez a lo largo de mi vida profesional. Me gustaría que la respuesta fuera más romántica, pero lo cierto es que fue por casualidad. Era el año 93 y andaba yo perdida sin saber qué estudiar cuando terminara el COU. Cierto día me encerré en la biblioteca del instituto (Benlliure de Valencia) para consultar folletos de carreras universitarias, decidida a salir de allí con una propuesta de futuro en mis manos. Desde entonces no he parado de formarme y crecer en el ámbito de la topografía. Y durante los últimos 10 años desarrollando esta labor principalmente en Calpe y toda la Marina Alta.
El de topógrafo era un trabajo bastante desconocido para mí: nadie en mi familia se había dedicado antes a esto. Sin embargo, hubo algo que llamó mi atención, y fue el hecho de que los topógrafos dedicaran la mitad de su tiempo al trabajo de campo, sin tener que estar encerrados en una oficina continuamente. Para mí, esto marcaba una importante diferencia con el resto de las Ingenierías. Así decidí hacerme topógrafa.
Aquella casualidad encauzó mi vida y me regaló una profesión que me apasiona y me define. Ha llenado mis días durante 19 años y los que vendrán.
“Dos caminos se bifurcaban en un bosque, yo tomé el menos transitado, y eso hizo toda la diferencia” Robert Frost.
